Los subsidios infantiles que quiere Vox

14.500 euros para una nueva madre en Madrid que tenga menos de 30 años. Pero no todas las madres son jóvenes, porque hay alumnos de primer y segundo grado.

El tamaño de estrella anunciado por Isabel Díaz Ayuso en su discurso inaugural esconde un trasfondo xenófobo y nacionalista que conviene denunciar. A primera vista, el plan no suena mal: 500 euros mensuales de asistencia, desde el quinto mes de embarazo y hasta que el bebé tenga dos años, para todas las madres que tengan menos de 30 años en el momento del parto. Pero la letra pequeña deja a miles de mujeres: solo aquellas que estén registradas en Madrid desde hace al menos una década pueden disfrutar de estas ayudas. Una década como máximo tres: al menos un tercio de tu vida.

Este requisito tiene por objeto excluir a las madres, los niños, a quienes el Gobierno de Madrid decide deliberadamente discriminar: las mujeres migrantes. Especialmente los extranjeros, porque muy pocos han existido durante diez años. Pero también a todas las jóvenes que emigraron de otras provincias a Madrid para estudiar o trabajar, y que pocas veces acumulaban una década de antigüedad en los padrones municipales antes de cumplir los 30 años. Dado que no es legalmente posible discriminar por color de piel o país de origen, se aplica este otro requisito, que también excluye a las jóvenes burgalesas o toledanas que actualmente residen en Madrid. Vox no tenía nada en contra de ellos, por supuesto, pero ¿qué harías tú?

Son mujeres -todas ellas, también extranjeras- que pagan impuestos como todos los demás. Exactamente lo mismo. Y agregar este requisito de diez años a esta nueva subvención solo queda claro si el objetivo es complacer a Vox: que muchos inmigrantes extranjeros, que tienen la mayoría de los hijos antes de los 30, no reciben estas subvenciones. Que pagamos por los niños, pero por los niños blancos con pedigrí madrileño. No para los niños a los que Vox llama criminales y quiere que los echen del país.

Otras comunidades también establecen requisitos de antigüedad en la lista para acceder a la asistencia pública. Pero no tanto y no para casos como este, donde hay otro límite de edad – un máximo de 30 años -. En Valencia, la renta mínima de inclusión requiere un año en la lista. En Cataluña, se necesitan cinco, pero no para los menores de 30 años. En Galicia, basta con registrarse para acceder a la asistencia por maternidad.

Pocas cosas hablan más sobre los valores y la ideología de un gobierno que su diseño de bienestar. Porque el dinero público se puede distribuir de dos formas: mediante medidas progresivas, que ayudan a los más necesitados, o mediante medidas regresivas, que son una especie de Robin Hood pero al revés. Consiste en robar a los pobres para dar dinero a la clase media oa los ricos.

El rico Robin Hood ha gobernado Madrid durante un cuarto de siglo. Es una política de clase que se ve en todos los detalles, ya que Madrid es la región europea con mayor segregación escolar, solo por detrás de Turquía. Este es el neoliberalismo ‘madrileño’ que fundó Esperanza Aguirre tras el ‘tamayazo’, inspirado en el ladrón de leche. Se trata de un árbol con dos ramas: PP Isabel Díaz Ayuso y Vox. Por eso se entienden tan bien. Alguien habló de «apoyado y subvencionado». El otro, de «caca de mierda multicultural». Y el consenso entre las dos posiciones son los subsidios de clase, como anunció Ayuso este jueves.

Si eres millonario y quieres emigrar a Madrid para beneficiarte de una reducción del 99% en los impuestos de sucesiones, solo dos años de residencia son suficientes para pagar. Si eres una madre joven que quiere solicitar la asistencia pública, el mismo gobierno local te pide diez años de antigüedad. Porque no se trata de subsidiar la natalidad. También para ayudar a las mujeres más precarias. Se trata de subsidiar a los niños que Vox quiere. Y no a otras personas.

«Madrid es una ciudad donde nadie pregunta de dónde eres», dijo Ayuso el 15 de mayo. A menos que tenga la intención de recolectar ayudas para el parto.